Prólogo
Luis Rodríguez Manzanera

He recibido con gran satisfacción, en su versión electrónica, el Glosario Psicológico-Jurídico de José Paulino Dzib Aguilar y Guadalupe Ordóñez, así como la amable solicitud de prologarlo, lo que hago con gran beneplácito, no sólo por el aprecio que tengo a los autores, sino por tratarse de un trabajo remarcable que comentaré brevemente.
Paulino Dzib es un eminente Psicólogo, profesor de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), donde tuve el gusto de conocerlo y admirar su trabajo y desarrollo académico, en el que proyecta no solamente su formación científica, obtenida en la propia UADY, en la UNAM y en las clases de la Universidad de Granada, sino también su gran experiencia en el área de la Psicología Criminológica, gracias a su trabajo en la Escuela de Educación Social para Menores Infractores y en el Centro de Readaptación Social de Estado de Yucatán.
Además ha fundado y dirige el Instituto Interdisciplinario de Psicología Jurídica, que se ha consolidado con colaboradores como las Psicólogas Verónica Godoy Cervera y Faride Peña Castillo, quienes han realizado también un muy interesante trabajo en la Facultad de Psicología de la UADY, principalmente en el campo victimológico, con atención a víctimas, y una gran labor social.
La co-autora, Guadalupe Ordóñez, es también psicóloga especializada en temas de evaluación psicológico-forense, y han trabajado con un equipo interdisciplinario que ha revisado los conceptos, tanto en el área psicológica como en la jurídica.
El título de la obra me parece afortunado, pues el término Glosario implica una relación de palabras y expresiones desusadas, locales, coloquiales, o de significado diverso, que se incluye en obras científicas o literarias con definiciones o comentarios.
Existen diccionarios especializados en Psicología, como el clásico de Howard Warren, el enciclopédico de Bela Szekely, el concreto de Norbert Sillamy, o el muy amplio de Benjamín Colman, pero todo ellos son de Psicología General, no concretamente forense.
Hay también diccionarios de Derecho, aquí sí con especialidad en la materia penal, y con autores tan reconocidos como Marco Antonio Díaz de León y Francisco Pavón Vasconcelos en México, o Raúl Goldstein y Diego-Manuel Luzón Peña en el extranjero.
Las obras mencionadas son de gran extensión y su finalidad es muy diferente a la planteada por este Glosario, que reúne atinadamente las dos grandes áreas de la Psicología Jurídica y la del Derecho Penal, para establecer un lenguaje común, es decir, alcanzar referentes terminológicos y conceptuales precisos y uniformes.
El Glosario es una obra de fácil consulta, que permite el acceso rápido y concreto a los conceptos básicos, evitando la posibilidad de perderse en un laberinto de información (lo que tantas veces nos sucede al “navegar” por Internet)
Será de gran utilidad para los diversos actores del llamado “drama penal”, en sus diferentes papeles.  Nos referimos no sólo a Psicólogos y Juristas, estamos pensando también en Policías, Médicos forenses, Criminalistas, Criminólogos, y en los diferentes roles, pues un jurista puede intervenir como Juez, Ministerio Público, Abogado defensor, Secretario, Asesor, y los demás profesionales pueden ir como peritos, testigos, asesores, dictaminadores, o formar parte de un equipo interdisciplinario.
La necesidad de tener un lenguaje común se hace ahora más imperiosa, ya que estamos en un período de cambio de paradigma procesal hacia el sistema acusatorio, presencial y oral, con juicios públicos, en los que se debe tener gran precisión y entendimiento y en el cual los personajes secundarios (como la víctima) y los “auxiliares” (como los peritos), pasan ahora a un primer plano en el escenario.
Es ya incontrovertible para la ciencia, que el conocimiento científico debe ser claro y comunicable, y para ello se parte del principio de la primacía de la descripción en que, antes de trabajar, investigar o discutir, debe precisarse el objeto de estudio y, si no es posible acordar una definición, al menos explicar cómo es ese lugar, persona, cosa o fenómeno, dando sus características esenciales.  En este sentido será inapreciable el Glosario, para tener un punto de referencia común.
Comentaremos ahora algunas de las dificultades que naturalmente acarrea una obra de este corte.
Lo primero es la selección de las entradas o términos, aquí es más difícil decidir cuáles se eliminan que cuáles ingresan, la elección en este caso es aceptable.
Lo segundo es el problema que representa el lenguaje psicológico (y en parte el jurídico), que es común al lenguaje corriente, es decir, que en cualquier diccionario se puede encontrar la palabra que buscamos, pero en la ciencia psicológica puede tener un significado diferente o implicaciones diversas a lo que entiende el común de las gentes.  Aquí el Glosario nos salvará de la confusión, lo que es particularmente importante tratándose de estudiantes que tienen sus primeros contactos con la Psicología forense.
Y por último, el fenómeno del cambio; por lo general el lenguaje jurídico es más estable, aunque en tiempo de reformas pueden suceder cosas impensables o absurdos totales (pensemos en lo más reciente, en que se cambia “menor” por “adolescente”, o “readaptación” por “reinserción”)
En Psicología la evolución ha sido sorprendente, si consultamos cualquier diccionario de Psicología reciente (Penguin, 2001; Oxford, 2003) notamos el cambio, tanto por los avances en fisiología y neurología, en test e instrumentos, como en los cambios en el DSM (Diagnostic and Statistical Manual) y en el CIE (Clasificación Internacional de las Enfermedades, OMS).  Es decir, que un diccionario de Psicología de hace 20 años, fuera de conceptos clásicos, debe tomarse con gran reserva.
Creo y afirmo que ésta es una de las virtudes más importantes del Glosario: su actualidad; ya que al revisar la bibliografía encontramos que la mayoría es de este siglo, sólo algunas citas son de la última década del siglo pasado, no hay citas con más de 20 años.
En la Introducción se expresa la intención de actualizar y enriquecer el Glosario, loable propósito que esperamos (y deseamos) se haga realidad, en bien de nuestras ciencias y de todo lo que rodea a la Justicia Penal.
No me queda más que felicitar a los autores, mucho he aprendido de su obra, confieso mi envidia, pues mucho me hubiera gustado hacer un Glosario como el que ahora nos regalan.
México, MMX.